ortodoxos
  CATECISMO ORTODOXO TRES
 

 

Sobre el Undécimo artículo

Pregunta: ¿Qué es la Resurrección de los muertos, que según las palabras del Símbolo de la fe esperamos o aguardamos los cristianos?

Respuesta: Es un acto de Dios Todopoderoso, por el cual todos los cuerpos de los muertos, reunidos con sus almas, retornarán a la vida y serán, de ahí en más, espirituales e inmortales. "Se siembra cuerpo con alma, se levantará cuerpo espiritual" (1 Cor. 15:44); "Es necesario pues, que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad" (Id. 53).

Pregunta: ¿Como resucitará el cuerpo después de corrompido y descompuesto en la tierra?

Respuesta: Dado que Dios formó originariamente el cuerpo de la tierra puede igualmente restaurarlo después que se haya descompuesto en ella. El Apóstol San Pablo ilustra esto por la analogía de una semilla, que perece en la tierra, pero de la cual nace luego una planta, o árbol: "Lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes" (1 Cor. 15:36).

Pregunta: ¿Exactamente todos resucitarán?

Respuesta: Todos los que murieron, sin excepción; mas los que en tiempos de la resurrección general estén vivos, tendrán sus cuerpos carnales instantáneamente transformados en espirituales e inmortales: "No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al sonar la trompeta final, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1 Cor. 15:51-52).

Pregunta: ¿Cuándo ocurrirá la Resurrección de los muertos?

Respuesta: Al final de este mundo visible.

Pregunta: ¿Entonces el mundo entero llegará a su fin?

Respuesta: Sí. Este mundo corruptible llegará a su fin y será transformado en otro incorruptible: "También la creación misma será liberada de la esclavitud de la corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Rom 8:21); "Nosotros esperamos, según Su promesa, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la verdad" (2 Pedro 3:13).

Pregunta: ¿Cómo será transformado el mundo?

Respuesta: Por el fuego. "Los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos" (2 Pedro 3:7).

Pregunta: ¿En qué estado estarán las almas de los muertos hasta la resurrección general?

Respuesta: Las almas de los rectos están en la luz y el reposo, parecido a la bienaventuranza eterna. Y las almas de los impíos en un estado contrario a éste.

Pregunta: ¿Por qué no se adscribe a las almas de los rectos bienaventuranza perfecta inmediatamente después de la muerte?

Respuesta: Porque está ordenado que la completa retribución de acuerdo con las obras sea recibida por el hombre completo, después de la resurrección del cuerpo, después del último juicio de Dios. El Apóstol San Pablo dice: "Por lo demás, me está guardada la corona de verdad, la cual me dará el Señor, Recto Juez, en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que aman su venida" (2 Tim. 4:8); y "Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Cor. 5:10).

Pregunta: ¿Por qué adjudicamos a las almas de los rectos un anticipo de gloria antes del último juicio?

Respuesta: Por el testimonio de Jesucristo mismo, que dijo en la parábola que el recto Lázaro fue al seno de Abraham inmediatamente después de su muerte (Lucas 16:22).

Pregunta: ¿Este anticipo de gloria está unido con la gracia gloriosa de ver a Jesucristo mismo?

Respuesta: Es así más especialmente con los santos, como nos fue dado a entender por el Apóstol San Pablo: "Teniendo deseo de partir, y estar con Cristo" (Filip. 1:23)

Pregunta: ¿Qué debe señalarse respecto de aquellas almas que partieron con fe, pero que no tuvieron tiempo de realizar dignas obras de arrepentimiento?

Respuesta: Que pueden ser ayudadas para alcanzar una bendita resurrección por las oraciones ofrecidas en su sufragio, especialmente aquellas que son ofrecidas en unión con la oblación del Sacrificio Incruento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, y por las obras de misericordia hechas con fe, en su memoria.

Pregunta: ¿En qué esta basada esta enseñanza?

Respuesta: En la constante tradición de la Iglesia Católica (Universal), las fuentes de lo cual pueden ser vistas incluso en la Iglesia del Antiguo Testamento. Judas Macabeo ofreció sacrificio por los soldados caídos (2 Mac. 12:43). La oración por los que han partido es parte fija de la Divina Liturgia, desde la primera liturgia del Apóstol Santiago (Jacobo). San Cirilo de Jerusalem dice: "Grandes serán los beneficios para aquellas almas por las cuales se ofrece oración en el momento en que el Santo y Terrible Sacrificio es expuesto" (Lec. Myst. 5, cap. 9). San Basilio el Grande, en sus oraciones de Pentecostés, dice: "El Señor concede recibir de nosotros oraciones propiciatorias y sacrificios por aquellos que están en el hades, y permite la esperanza de obtener para ellos paz, alivio y libertad."

Sobre el duodécimo artículo

Pregunta: ¿Qué es la vida del mundo por venir?

Respuesta: La vida que será después de la resurrección de los muertos y el juicio general de Cristo.

Pregunta: ¿Qué clase de vida será?

Respuesta: Para aquellos que creen, que aman a Dios y hacen lo bueno, será tan bienaventurada, que no podemos concebir ahora tal bienaventuranza: "Y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser" (1Juan 3: 2). "Conozco a un hombre en Cristo - dice el Apóstol San Pablo - que fue arrebatado al Paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar" (2 Cor. 12: 2-4).

Pregunta: ¿De dónde procede tan grande bienaventuranza?

Respuesta: De la contemplación de Dios en luz y gloria, y de la unión con El: "Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido" (1 Cor. 13:12). "Dios sea todo en todos" (1 Cor. 15:28); "Entonces los rectos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre" (Mat. 13:43).

Pregunta: ¿Participará también el cuerpo en la bienaventuranza del alma?

Respuesta: Sí. El cuerpo también será glorificado con la luz de Dios, como lo fue el Cuerpo de Cristo en su Transfiguración en el Monte Tabor: "Se siembra en deshonra, resucitará en gloria" (1 Cor. 15:43); "Y así como hemos traído la imagen de lo terrenal (por Adán), traeremos también la imagen de lo celestial" (Id. 49).

Pregunta: ¿Serán todos igualmente felices?

Respuesta: No. Habrá diferentes grados de bienaventuranza, en proporción a los esfuerzos de cada uno aquí en fe, amor y buenas obras: "Una es la gloria del sol, otra la de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así también es la resurrección de los muertos" (1 Cor. 15:41-42).

Pregunta: ¿Pero, cuál será el destino de los incrédulos y transgresores?

Respuesta: Serán entregados a la muerte eterna, es decir, al fuego eterno, al tormento eterno, con los diablos: "Y el que no se halló inscripto en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego" (Apoc. 20: 15); "Ésta es la segunda muerte" (íd. 14); "Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles" (Mat. 25:41); "E irán éstos al castigo eterno, y los rectos a la vida eterna" (íd. 46); "Mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos, ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:47-48).

Pregunta: ¿Por qué será usada tal severidad con los pecadores?

Respuesta: No porque Dios quiera que perezcan, sino que "ellos mismos sucumben por cuanto no aceptaron el amor de la verdad para ser salvos" (2 Tes. 2:10).

Pregunta: ¿Qué beneficio obtendremos al meditar sobre la muerte, la resurrección, el último juicio, la bienaventuranza eterna y el tormento eterno?

Respuesta: Estas meditaciones nos ayudan para abstenernos del pecado, y para quitar nuestras aficiones a las cosas terrenas. Nos consuelan por la ausencia o pérdida de bienes terrenales, nos incitan a guardar nuestras almas y cuerpos puros, a vivir para Dios y la eternidad, y así alcanzar salvación eterna.

 

La Segunda parte

del Catecismo Ortodoxo

Sobre la esperanza

 

Definiciones de la esperanza cristiana, sus fundamentos

y medios para lograrla.

Pregunta: ¿Qué es la esperanza cristiana?

Respuesta: Es la tranquilidad del corazón en Dios, con la verdadera confianza de que El siempre cuida por nuestra salvación, y nos dará la bienaventuranza que prometió.

Pregunta: ¿Cuál es la base de la esperanza cristiana?

Respuesta: El Señor Jesucristo es nuestra esperanza, o el fundamento de nuestra esperanza (1 Tim. 1:1). "Esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado" (1 Pedro 1:13).

Pregunta: ¿Cuáles son los medios para alcanzar una esperanza salvadora?

Respuesta: Los medios para esto son: primero, la oración y segundo, la verdadera enseñanza sobre la bienaventuranza y el real seguimiento u aplicación de la misma.

Sobre la oración

Pregunta: ¿Hay algún testimonio de la palabra de Dios sobre la oración como medio de alcanzar la esperanza salvadora?

Respuesta: Jesucristo mismo une la esperanza de recibir nuestros deseos con la oración: "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo" (Juan 14: 13).

Pregunta: ¿Qué es la oración?

Respuesta: La elevación de la mente y el corazón manifestada por las palabras devotas del hombre hacia Dios.

Pregunta: ¿Qué debe hacer el cristiano cuando eleva su corazón y su mente hacia Dios?

Respuesta: Primero, glorificarlo por su divina perfección; segundo, agradecerle por sus misericordias; tercero, rogarle por lo que necesita. Así, hay tres géneros principales de oración: Alabanza, Agradecimiento y Petición.

Pregunta: ¿Puede el hombre orar sin palabras, en silencio?

Respuesta: Puede, con la mente y el corazón. Un ejemplo de esto puede verse en Moisés antes del pasaje por el Mar Rojo (Éx. 14:15).

Pregunta: ¿Tiene este tipo de oración un nombre especial?

Respuesta: Es la llamada espiritual, u oración del corazón y la mente, en una palabra, oración interior; mientras, por otra parte, la oración expresada en palabras y acompañada por otros signos de devoción, es llamada oral o externa.

Pregunta: ¿Puede haber oración exterior sin la interior?

Respuesta: Puede. Cuando alguien emite palabras de oración sin atención ni fervor.

Pregunta: ¿Alcanza la oración exterior para obtener la gracia?

Respuesta: Está tan lejos de obtener la gracia que, por el contrario, ofende a Dios. Dios mismo declaró su desagrado por tal plegaria: "Este pueblo me honra con los labios, mas su corazón está lejos de Mí, pues en vano me honran" (Mat. 15:8-9).

Pregunta: ¿Es suficiente la oración interior sin la exterior?

Respuesta: Esto es como preguntar si el alma sola le alcanza al hombre, sin el cuerpo. Dios tuvo complacencia en crear al hombre consistente de alma y cuerpo; de la misma manera, es innecesario preguntarse si la oración interior es suficiente sin la exterior. Dado que tenemos cuerpo y alma, debemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos y en nuestras almas, que son de Dios, siendo natural que de la abundancia del corazón habló la boca. Nuestro Señor Jesucristo era espiritual en grado sumo, pero incluso El expresó su oración espiritual por palabras y gestos devotos del cuerpo; a veces, por ejemplo, elevando sus ojos al cielo, a veces arrodillándose o postrando su rostro en el suelo (1 Cor. 6:20; Mat. 12:34; Juan 17:1; Lucas 22:41; Mat. 26:39).

Sobre la Oración del Señor

Pregunta: ¿Hay una oración que puede ser definida como oración general del cristiano, y modelo de todas las oraciones?

Respuesta: Sí. Ésta es la Oración del Señor.

Pregunta: ¿Qué es la Oración del Señor?

Respuesta: Una oración que Nuestro Señor Jesucristo enseñó a los Apóstoles, y que ellos extendieron a todos los creyentes.

Pregunta: ¿Cómo dice esa oración?

Respuesta: Padre nuestro que estás en los cielos,

1. santificado sea tu Nombre,

2. venga a nosotros tu reino,

3. hágase tu voluntad así como es en el cielo, en la tierra.

4. El pan nuestro sustancial de cada día dánosle hoy.

5. Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.

6. No nos dejes caer en la tentación,

7. mas líbranos del maligno.

Pues tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. (Mateo 6: 9-13).

Pregunta: ¿Para considerar mejor la Oración del Señor, cómo podemos dividirla?

Respuesta: En la Invocación, Siete Peticiones y la Doxología.

Sobre la Invocación

Pregunta: ¿Por qué nos atrevemos a llamar a Dios "Padre"?

Respuesta: Por fe en Jesucristo, y por la gracia de la regeneración.

"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su Nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:12-13).

Pregunta: ¿Debemos decir "Padre Nuestro" incluso cuando oramos solos?

Respuesta: Ciertamente, debemos.

Pregunta: ¿Por qué?

Respuesta: Porque el amor fraterno cristiano requiere nombrar a Dios y pedirle cosas buenas para todos nuestros hermanos, no menos que para nosotros mismos.

Pregunta: ¿Por qué en la invocación decimos "que estás en los cielos"?

Respuesta: Porque entrando en la oración, debemos dejar de lado todo lo terreno y corruptible, y elevar nuestras mentes y corazones a lo celestial, eterno y divino.

Sobre la primera petición

Pregunta: ¿Es santo el Nombre de Dios?

Respuesta: Ciertamente es santo en sí mismo, "Santo es su Nombre" (Lucas 1:49).

Pregunta: ¿Cómo, entonces, puede ser santificado?

Respuesta: Puede ser santificado en el hombre, es decir, su eterna santidad puede ser manifestada en ellos.

Pregunta: ¿Cómo?

Respuesta: Primero, cuando nosotros, teniendo en nuestros pensamientos y corazón el Nombre de Dios, vivimos como su santidad lo requiere, y por ello glorificamos a Dios; segundo, cuando otros, viendo nuestras buenas vidas, glorifican a Dios. "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mat. 5:16).

Sobre la segunda petición

Pregunta: ¿Qué es el Reino de Dios, expresado en la segunda petición de la Oración del Señor?

Respuesta: El Reino de Gracia que, como dice San Pablo, es "verdad, paz y bienaventuranza en el Espíritu Santo" (Rom. 14:17).

Pregunta: ¿Vino ya este Reino?

Respuesta: Para algunos todavía no vino en su plenitud; mientras que para otros ni siquiera vino, en tanto que el pecado reina en sus cuerpos mortales: "De modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias" (Rom. 6: 12).

Pregunta: ¿Cómo viene?

Respuesta: Secretamente, interiormente: "El Reino de Dios no vendrá con advertencia, porque el Reino de Dios está entre vosotros" (Lucas 17:20-21).

Pregunta: ¿Puede el cristiano pedir por algo más, bajo el nombre del Reino de Dios?

Respuesta: Puede pedir por el Reino de Gloria, es decir, por la perfecta bienaventuranza del fiel: "Teniendo deseo de partir y estar con Cristo" (Filip. 1:23).

Sobre la tercera petición

Pregunta: ¿Qué significa la petición "hágase tu voluntad"?

Respuesta: Por ella pedimos a Dios que todo lo que hacemos y todo lo que nos acontece sea ordenado no según nuestra voluntad, sino como le complazca a El.

Pregunta: ¿Por qué necesitamos pedir esto?

Respuesta: Porque muchas veces erramos en nuestros deseos, pero Dios es infalible, e incomparablemente más que nosotros mismos, El desea para nosotros todo lo bueno, y está siempre listo para proveerlo, pese a nuestra terquedad y obstinación: "A Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a El sea la gloria en la Iglesia" (Efes. 3:20-21).

Pregunta: ¿Por qué pedimos que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra como en el cielo?

Respuesta: Porque en el cielo los Santos Angeles y los Santos en gloria, todos sin excepción, siempre y en todo, cumplen con la voluntad de Dios.

Sobre la cuarta petición

Pregunta: ¿Qué es el "pan sustancial"?

Respuesta: El pan que necesitamos para subsistir o vivir, tanto material como espiritualmente.

Pregunta: ¿Con qué pensamiento debemos pedir a Dios este pan?

Respuesta: En primer lugar, de acuerdo con la instrucción de Nuestro Señor Jesucristo, debemos pedir el pan para la subsistencia, es decir, el alimento necesario, y la vestimenta y abrigo igualmente necesarios para vivir. Todo lo que en lo material sobrepase esto y no sirve tanto a la necesidad como a la gratificación, debemos dejarlo a la voluntad de Dios; y si nos lo da, agradecerle; y si no nos lo da, estar contentos sin ello.

Pregunta: ¿Por qué se pide pan para la subsistencia sólo para este día?

Respuesta: Porque no debemos estar demasiado ansiosos sobre el futuro, sino confiar en Dios: "Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propia preocupación" (Mat. 6:34); "Pues vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas" (Mat 6:32).

Pregunta: ¿Qué más debemos pedir bajo el nombre del pan de la subsistencia?

Respuesta: Dado que el hombre está hecho de sustancia corporal y espiritual y que la sustancia del alma es mucho más excelsa que la del cuerpo, en segundo lugar debemos pedir para el alma también el pan de la subsistencia, sin el cual el hombre interior perece de hambre (ver Ciril. Hier. Lect. Mit. 4: 15); (Orthod. Confes. p. 2 preg. 19).

Pregunta: ¿Cuál es el pan de la subsistencia para el alma?

Respuesta: La palabra de Dios, y el Cuerpo y la Sangre de Cristo. "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mat. 4:4). "Mi Cuerpo es alimento verdadero, y mi Sangre bebida verdadera" (Juan 6:55).

Sobre la quinta petición

Pregunta: ¿Qué se entiende en la Oración del Señor por "nuestras deudas"?

Respuesta: Nuestros pecados.

Pregunta: ¿Por qué nuestros pecados son llamados deudas?

Respuesta: Porque nosotros, habiendo recibido todo de Dios, estamos obligados a devolver todo a El, es decir, estamos sujetos a su voluntad y ley; y si no lo hacemos, quedamos como deudores de su justicia.

Pregunta: ¿Quiénes son nuestros deudores?

Respuesta: Gente que no nos dio lo que debía según la ley de Dios. Por ejemplo, los que no nos mostraron amor, sino enemistad.

Pregunta: ¿Cómo podemos quedar perdonados por Dios de nuestras deudas?

Respuesta: Por la mediación de Jesucristo. "Porque hay un sólo Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo Hombre, que se entregó a Sí mismo para la liberación de todos" (1 Tim. 2: 5-6).

Pregunta: ¿Cuál sería la consecuencia, si pedimos a Dios que perdone nuestros pecados sin perdonar nosotros los de nuestros deudores?

Respuesta: En ese caso ninguno será perdonado: "Porque si perdonáis a los hombre sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas" (Mat. 6:14-15).

Pregunta: ¿Por qué Dios no nos perdona a nosotros, si no perdonamos a los demás?

Respuesta: Porque así mostramos nuestra propia maldad, y nos alejamos de la bondad y misericordia de Dios.

Pregunta: ¿Qué disposición debemos tener, entonces, para usar correctamente las palabras de la Oración del Señor "así como nosotros perdonamos a nuestros deudores"?

Respuesta: Estas palabras exigen absolutamente que cuando oremos no tengamos malicia ni odio sino que tengamos paz y amor con todos: "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda" (Mat. 5:23-24).

Pregunta: ¿Pero, qué debo hacer si no puedo encontrar prontamente a aquel que me odia, o si él se muestra sin deseo de reconciliarse?

Respuesta: En tal caso, es suficiente reconciliarse con él en el corazón, ante los ojos de Dios que todo lo ve. "Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, guardad paz con todos los hombres" (Rom. 12:18).

Sobre la sexta petición

Pregunta: ¿Qué se entiende en la Oración del Señor por "tentación"?

Respuesta: Todas las circunstancias en las que hay inminente peligro de perder la fe o de caer en gran pecado.

Pregunta: ¿De dónde provienen tales tentaciones?

Respuesta: Del diablo, de nuestra carne, del mundo y de otras personas.

Pregunta: ¿Qué pedimos en las palabras de la Oración "no nos dejes caer en la tentación"?

Respuesta: Primero, que Dios no permita que seamos llevados a la tentación; segundo, que si es necesario que seamos probados y purificados a través de la tentación, El no nos entregue enteramente a ella ni permita que caigamos.

Sobre la séptima petición

Pregunta: ¿Qué pedimos en las palabras de la Oración "líbranos del maligno"?

Respuesta: Pedimos por la liberación de todo mal que pueda alcanzarnos en el mundo, el que desde la caída de Adán está bajo el maligno (1Juan 5: 19). Pero más especialmente del mal del pecado, y de las malas sugestiones y trampas del espíritu del mal, que es el diablo.

Sobre la Doxología

Pregunta: ¿Por qué después de la Oración del Señor agregamos la Doxología?

Respuesta: Primero, porque cuando pedimos misericordia para nosotros mismos a nuestro Padre celestial, debemos al mismo tiempo rendirle el honor que le es debido; segundo, que por el pensamiento de su eterno Reino, Poder y Gloria, estamos más establecidos en la esperanza de que El nos dará lo que pedimos, porque esto está es su poder, y hace a su gloria.

Pregunta: ¿Qué significa la palabra "Amén"?

Respuesta: Significa "verdadero" o "así es."

Pregunta: ¿Por qué se añade esta palabra a la Doxología?

Respuesta: Para expresar que ofrecemos la oración en plena fe y sin dudar, como nos dice que hagamos el Apóstol Santiago (Santiago 1: 6).

Sobre la enzeñanza de la bienaventuranza

Pregunta: ¿Qué debemos unir a la oración, para estar fundamentados en la esperanza de salvación y bienaventuranza?

Respuesta: Nuestros propios esfuerzos para alcanzar la santidad. Sobre este punto el Señor mismo dice: "Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis las cosas que digo?" (Lucas 6:46); "No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mat. 7:21).

Pregunta: ¿Qué enseñanza debemos tomar como guía en nuestros esfuerzos?

Respuesta: La enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo, que está brevemente expuesta en sus bienaventuranzas.

Pregunta: ¿Cuántas son estas bienaventuranzas?

Respuesta: Las nueve siguientes:

1. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

2. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

3. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

4. Bienaventurados los hambrientos y sedientos de la verdad, porque ellos serán saciados.

5. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.

6. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

7. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

8. Bienaventurados los perseguidos por causa de la verdad, porque de ellos es el Reino de los cielos.

9. Bienaventurados sois cuando os injurian y persiguen, y dicen toda clase de mal contra vosotros por mi causa, mintiendo. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos (Mat. 5:3-12).

Pregunta: ¿Qué debe observarse sobre todas estas bienaventuranzas, para su correcta comprensión?

Respuesta: Que el Señor propuso en estas palabras la enseñanza para alcanzar la bienaventuranza como está expresamente dicho en el Evangelio: "Abrió su boca y enseñó"; mas siendo humilde de corazón y manso, propuso su enseñanza no en forma de mandato, sino de bendición a aquellos que por su propia libre voluntad la reciben y cumplen. Consecuentemente, en cada bienaventuranza debemos considerar, primero, la enseñanza o mandamiento, y segundo, el ensalsamiento o promesa de recompensa.

Sobre la primera bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el primer mandamiento del Señor para lograr la bienaventuranza?

Respuesta: Aquel que desee bienaventuranza deberá ser pobre en espíritu.

Pregunta: ¿Qué es ser pobre en espíritu?

Respuesta: Es tener la convicción espiritual de que no tenemos nada propio, nada sino lo que Dios nos concede, y que no podemos hacer nada bueno sin la ayuda y la gracia de Dios, y poniéndonos en todo bajo la misericordia de Dios, considerándonos a nosotros mismos como nada. En resumen, como explica San Juan Crisóstomo "pobreza espiritual es humildad" (Hom. in Mat. 15).

Pregunta: ¿Puede el rico también ser pobre en espíritu?

Respuesta: Sin duda puede, si considerara que las riquezas visibles son corruptibles y pasan pronto, y que no pueden compensar nunca la búsqueda de bienes espirituales: "Porque, ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O, qué recompensa dará el hombre por su alma" (Mat. 16:26).

Pregunta: ¿Sirve la pobreza física a la perfección de la espiritual?

Respuesta: Sirve, si el cristiano la elige voluntariamente, por la causa de Dios. Sobre esto, Jesucristo mismo dijo al rico: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme" (Mat. 19:21).

Pregunta: ¿Qué promete el Señor al pobre en espíritu?

Respuesta: El Reino de los cielos.

Pregunta: ¿Cómo es suyo el Reino de los cielos?

Respuesta: En la vida presente, internamente, y en primer grado por fe y esperanza; pero en la vida venidera lo será perfectamente, por haber sido hechos partícipes de la beatitud eterna.

Sobre la segunda bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el segundo mandamiento del Señor para la bendición?

Respuesta: Que el que desea bienaventuranza debe saber llorar.

Pregunta: ¿Qué se entiende en este mandamiento por la palabra llorar?

Respuesta: Dolor y contrición del corazón, con lágrimas genuinas, por lo imperfectamente que servimos al Señor y porque merecemos su cólera por nuestros pecados. "La tristeza, pues, de ofender a Dios, produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse" (2 Cor. 7:10).

Pregunta: ¿Qué promesa especial hizo el Señor a los que lloran?

Respuesta: Que serán consolados.

Pregunta: ¿Qué clase de consuelo debe entenderse aquí?

Respuesta: El de la Gracia, consistente en el perdón de los pecados y la paz de la conciencia.

Pregunta: ¿Por qué esta promesa está unida a un mandamiento sobre el llanto?

Respuesta: Para que el dolor por el pecado no llegue a la desesperación.

Sobre la tercera bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el tercer mandamiento del Señor para la bienaventuranza?

Respuesta: Que el que desea bienaventuranza debe ser manso.

Pregunta: ¿Qué es mansedumbre?

Respuesta: Una calma disposición del espíritu, unida con el cuidado de no irritar a nadie ni irritarnos por nada.

Pregunta: ¿Cuáles son los especiales efectos de la mansedumbre cristiana?

Respuesta: Que nunca murmuremos contra Dios ni contra los hombres, cuando algo sale contra nuestros deseos, ni dar lugar a la ira ni a la obstinación.

Pregunta: ¿Qué promete el Señor a los mansos?

Respuesta: Que heredarán la tierra.

Pregunta: ¿Cómo debe entenderse esta promesa?

Respuesta: Referida a los fieles cristianos, es una predicción que se ha cumplido generalmente, pues los mansos cristianos, en lugar de haber sido destruidos por la furia de los paganos, heredaron el mundo, que los paganos anteriormente poseían. Pero el otro sentido de esta promesa referida a los cristianos, general e individualmente, es que recibirán una herencia, como dice el salmista, en el país de los vivos; es decir, donde los hombres viven y nunca mueren. En otras palabras, que recibirán la beatitud eterna (Salmo 27 (26): 13).

Sobre la cuarta bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el cuarto mandamiento del Señor para la bienaventuranza?

Respuesta: Que aquel que desea la bendición debe ser hambriento y sediento de verdad.

Pregunta: ¿Qué significa aquí la palabra verdad?

Respuesta: Pese a que esta palabra puede usarse para cualquier virtud que el cristiano desee, como si fuere su comida y su bebida, debemos entenderla especialmente como la verdad de que nos habla el libro de Daniel: "Para traer la verdad perdurable." Es decir, la justificación del hombre culpable ante Dios, por la gracia y fe en Jesucristo (Dan. 9:24). El Apóstol San Pablo dice sobre esto: "La verdad de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en El. No hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están privados de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por la Gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como la purificación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su verdad, para el perdón de los pecados pasados" (Rom. 3:22-25).

Pregunta: ¿Quiénes son los hambrientos y sedientos de verdad?

Respuesta: Los que amando hacer el bien, no se cuentan a sí mismos como rectos ni descansan en sus buenas obras, mas se reconocen a sí mismos como pecadores y culpables ante Dios; y que por el deseo y la oración de fe, tienen hambre y sed de justificación de Gracia por Jesucristo, como de comida y bebida espiritual.

Pregunta: ¿Qué promete el Señor a los hambrientos y sedientos de verdad?

Respuesta: Que serán satisfechos.

Pregunta: ¿Qué significa aquí ser satisfechos?

Respuesta: Como la satisfacción del cuerpo produce, primero, el fin de la sensación de hambre y sed, así la satisfacción del alma significa, primero, la paz interior del pecador perdonado; segundo, la adquisición de la fortaleza para hacer el bien, dada por la Gracia justificadora. Sin embargo, la perfecta satisfacción del alma creada para disfrutar el bien eterno se alcanzará en la vida eterna, de acuerdo a las palabras del salmista: "En cuanto a mí, seré satisfecho en cuanto me presente ante tu Gloria" (Salm. 17 (16): 15)

Sobre la quinta bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el quinto mandamiento del Señor para la bienaventuranza?

Respuesta: Que los que deseen bienaventuranza deben ser misericordiosos.

Pregunta: ¿Cómo debemos cumplir este mandamiento?

Respuesta: Por obras de misericordia corporales y espirituales; porque, como dice San Juan Crisóstomo: "Las formas de la misericordia son múltiples, y este mandamiento amplio" (Hom. in Mat. 15).

Pregunta: ¿Cuáles son las obras corporales de misericordia?

Respuesta: 1. Dar de comer al hambriento;

2. Dar de beber al sediento;

3. Vestir al desnudo, o a aquel que no tiene ropa necesaria o decente;

4. Visitar al enfermo, servirle, procurar su mejoría o ayudarle a una cristiana preparación para la muerte;

5. Mostrarse hospitalario con los extranjeros;

6. Visitar a los que están en prisión;

7. Sepultar a los que han muerto en pobreza.

Pregunta: ¿Cuáles son las obras espirituales de misericordia?

Respuesta:

1. Mediante la exhortación, convertir al pecador del camino equivocado (Santiago 5: 20);

2. instruir al ignorante en la verdad y la virtud;

3. Dar a nuestro prójimo buen consejo en la dificultad, o en cualquier peligro en que esté inadvertidamente;

4. Rogar por otros a Dios;

5. Consolar al afligido;

6. No devolver el mal que otros nos hayan cometido;

7. Perdonar de corazón las ofensas.

Pregunta: ¿Es contrario a la misericordia el castigo de los criminales por la justicia civil?

Respuesta: No del todo, si se hace como según la ley y con buena intención, es decir, para corregirlo o para preservar a los inocentes de sus crímenes.

Pregunta: ¿Qué prometió el Señor a los misericordiosos?

Respuesta: Que ellos obtendrán misericordia.

Pregunta: ¿Qué se entiende aquí por misericordia?

Respuesta: Ser librado de la condenación eterna por el pecado, en el Juicio de Dios.

Sobre la sexta bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el sexto mandamiento del Señor para la bienaventuranza?

Respuesta: El que quiera bienaventuranza debe ser puro de corazón.

Pregunta: ¿No es la pureza del corazón lo mismo que la sinceridad?

Respuesta: La sinceridad, que no finge buenas disposiciones ajenas al corazón, sino que muestra realmente la buena disposición del corazón por las buenas acciones, es sólo el grado inferior de la pureza del corazón. Esta última la obtiene el hombre por la constante vigilancia sobre sí mismo, alejando de su corazón todo pensamiento y deseo ilícito, y toda afición por las cosas terrenales, conservando siempre el recuerdo de Dios y Nuestro Señor Jesucristo con fe y amor.

Pregunta: ¿Qué prometió el Señor a los puros de corazón?

Respuesta: Que verán a Dios.

Pregunta: ¿Cómo debe entenderse esta promesa?

Respuesta: La palabra de Dios compara el corazón del hombre con el ojo, y dice que los perfectos cristianos tienen "iluminados ojos del corazón" (Efes. 1:18). Como el ojo que claramente puede ver la luz, así el corazón puro puede contemplar a Dios. Pero, dado que ver el semblante de Dios es la verdadera fuente de la bendición celestial, la antedicha promesa de que verán a Dios es la del más alto grado de bienaventuranza eterna.

Sobre la séptima bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el séptimo mandamiento del Señor para la bienaventuranza?

Respuesta: Que aquellos que quieran bienaventuranza deben ser pacificadores.

Pregunta: ¿Cómo debemos cumplir este mandamiento?

Respuesta: Debemos vivir amigablemente con todos los hombres y no dar ocasión para desavenencias. Si alguna aparece, debemos por todos los caminos detenerla, aun cediendo nuestro propio derecho, excepto que esto sea contra los deberes de otro o le sea lesivo. Si otros están enemistados, debemos hacer todo lo posible para reconciliarlos, y si fallamos debemos rogar a Dios por su reconciliación.

Pregunta: ¿Qué prometió el Señor a los pacificadores?

Respuesta: Que serán llamados Hijos de Dios.

Pregunta: ¿Qué significa esta promesa?

Respuesta: Significa la sublimidad de la recompensa por el esfuerzo de los pacificadores, dado que en su esfuerzo imitan al Hijo Unigénito de Dios, que vino al mundo para reconciliar al hombre caído con la justicia divina. Por ello, se les promete el bendito nombre de hijos de Dios, sin duda un grado de bendición acorde con él.

Sobre la octava bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el octavo mandamiento del Señor para la bienaventuranza?

Respuesta: Los que deseen la bienaventuranza deberán estar listos a padecer persecución por causa de la verdad.

Pregunta: ¿Qué cualidades son requeridas por este precepto?

Respuesta: Amor por la verdad, constancia y firmeza en la virtud, valentía y paciencia cuando se está sometido a calamidad o peligro por rehusarse a traicionar la verdad y la virtud.

Pregunta: ¿Qué promete el Señor a aquellos que son perseguidos por causa de la verdad?

Respuesta: El Reino de los cielos, como recompensa por lo que perdieron a causa de la persecución; de igual manera que lo prometió a los pobres en espíritu, para sostenerlos en la sensación de necesidad y privación.

Sobre la novena bienaventuranza

Pregunta: ¿Cuál es el noveno mandamiento del Señor para alcanzar la bienaventuranza?

Respuesta: Los que deseen bienaventuranza deberán estar listos para tomar con alegría reproches, persecución, sufrimientos y la muerte misma, por el nombre de Cristo y por la Fe Ortodoxa.

Pregunta: ¿Cuál es el nombre del esfuerzo espiritual requerido por este mandamiento?

Respuesta: El martirio.

Pregunta: ¿Qué prometió el Señor a los que sigan este camino?

Respuesta: Una gran recompensa en el cielo; es decir, un especial y alto grado de bienaventuranza.

 

 
   
 
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