


Iconos de la Madre de Dios
Con excepción del Salvador, no hay en la iconografía cristiana otro objeto representado con tanta frecuencia y con tanto amor como la faz de la Santa Virgen. En todas las épocas, los pintores han buscado dar al rostro de la Virgen toda la belleza, la ternura, la dignidad y la grandeza que podían imaginar.
La Madre de Dios aparece siempre entristecida en los iconos rusos. Esta tristeza puede estar llena de dolor o llena de luz, pero siempre repleta de sabiduría y de una fuerza espiritual. La Virgen María puede “mostrar” el Niño al mundo con solemnidad, estrechar al Hijo con toda la ternura o bien sostenerlo ligeramente. Está siempre llena de benevolencia, adora a su Divino Niño y acepta con mansedumbre su inevitable sacrificio.
En cuanto mujer casada, la siempre Pura lleva en la cabeza un velo que desciende sobre los hombros, según la costumbre de las mujeres hebreas de su época. Este velo, o paño, se llama en griego maforij. Se pinta sólo de color rojo (símbolo de sufrimiento y memorial de la descendencia real). Los vestidos están pintados en azul, como signo de la pureza celestial de la Virgen, la más perfecta entre los hombres.
Otro detalle muy importante del vestido de la Virgen son las bocamangas. Son caracterísstiche también de la vestidura de los sacerdotes; en los iconos nos recuerdan la “concelebración” de la Virgen María (y, con ella, de toda la Iglesia) con Cristo, el Primer Sacerdote.
Sobre la frente y sobre los hombros de la Virgen se pintan tres estrellas doradas. Ornamentos similares, hechos de metal, estaban muy difundidos entre los antiguos. En los iconos, las estrellas se pintan como signo de que María permaneció Virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Las tres estrellas son también símbolo de la Santísima Trinidad. En algunos iconos, la figura del Niño Jesús cubre una de las estrellas, simbolizando así la encarnación de la segunda hipostasis de la Santísima Trinidad: el Verbo.
Hay cinco tipos principales de iconos de la Virgen María: “la Virgen que reza”, “la Virgen que indica el camino”, “la Virgen de la ternura”, “La Virgen de toda gracia” y “la Virgen que intercede”.
1. La Virgen que reza” (“la Orante”, “Panagia”, “Signo”)
Esta imagen ya se encuentra en las catacumbas de los primitivos cristianos. La Madre de Dios está representada de frente, con las manos alzadas a la altura de la cabeza, extendidas hacia los dos lados y con los codos plegados. Desde tiempos antiguos, este gesto indica una actitud de oración a Dios. En su seno, sobre el fondo de una esfera circular, vemos al Spas llamado Emmanuel, el Niño Jesús.
Los iconos de este tipo también se conocen como “la Orante” (en griego, “la que reza”) y “Panagia” (en griego, “la santísima”). En la tierra rusa, esta imagen se llamaba también “Signo”, debido a que el 27 de noviembre de 1169, durante el asalto a Novgorod del ejército de Andrei Bogoliubski, los habitantes de la ciudad asediada pusieron el icono sobre la muralla. Una de las flechas atravesó la imagen, y la Virgen se volvió hacia la ciudad, derramando lágrimas. Sus lágrimas cayeron sobre la vestidura del obispo de Novgorod, Juan, que gritó: “¡Insólito milagro! ¿Cómo pueden caer lágrimas de un leño seco? ¡Oh, Reina! Con esto nos das el signo de que estás rezando ante Tu Hijo por la salvación de la ciudad”. Los inspirados habitantes de Novgorod rechazaron al ejército de Súzdal.
En el templo ortodoxo, este tipo de imágenes suelen colocarse en la parte superiore del presbiterio.
2. “La Virgen que indica el camino” (“Odigitria”)
En este icono vemos a la Madre de Dios que indica con la mano derecha al Niño Jesús, sentado en su mano izquierda. Las imágenes son serias, directas; las cabezas de Cristo y de la Virgen María no se tocan.
Parece que la Virgen se dirige a todo el género humano diciendo que el verdadero camino es el camino hacia Cristo. En este icono se presenta a María como la que indica el camino hacia Dios y hacia la salvación eterna. También es una de las primeeas representaciones de la Madre de Dios, que, según la tradición, se remonta al primer iconógrafo: el apóstol san Lucas.
En Rusia, los iconos más famosos de este modelo provienen de Smolensk (la Smolenskaia), Tichvinsk (la Tichvinskaia) e Iviersk (la Ivierskaia).
3. “La Virgen de la ternura” (“Eleusa”)
En este icono vemos al Niño Jesús tocando con la mejilla izquierda la mejilla derecha de la Virgen. El icono presenta una relación de la Madre con el Hijo llena de ternura. La Madre de Dios simboliza también la Iglesia de Cristo, por lo que este icono nos muestra toda la plenitud del amor entre Dios y el hombre: plenitud que sólo es posible en el seno de la Madre-Iglesia. El amor une en este icono lo celestial y lo terrenal, lo divino y lo humano: la unión se expresa en los rostros que se tocan y en las aureolas enlazadas.
La madre de Dios, pensativa, estrecha contra sí al Niño: prevé la vía de la cruz y los sufrimientos que esperan a Su Hijo. Entre los iconos de este tipo más venerados en Rusia está el de la Vladimirskaia.
Parece que, no por casualidad. este icono ha llegado a ser una de las cosas sagradas más famosa de Rusia. Hay muchas causas para ello: su origen antiquísimo, que se remonta al evangelista san Lucas; los acontecimientos ligados a su desplazamiento de Kiev a Vladimir, y luego a Moscú; las repetidas veces que el icono ha participado en la salvación de Moscú ante los terribles asaltos de los tártaros... Pero también el mismo tipo de representación de la Virgen de la ternura encuentra una especial llamada en los corazones de los rusos. La idea del servicio a la patria, lleno de sacrificios, era muy próxima y comprensible para los rusos y, por eso, el enorme dolor de la Madre de Dios que lleva a Su Hijo a los sufrimientos y crueldades del mundo, estaba en sintonía con los sentimientos de todos los rusos.
4. “La Virgen de toda gracia” (“Panacranta”).
Los iconos de este tipo tienen una característica común: la Madre de Dios está sentada en el trono. En las rodillas tiene al Niño Jesús. El trono simboliza la gloria real de la Virgen, la más perfecta de todas las criaturas de la tierra.
Los iconos más
conocidos en Rusia son “la Virgen Potente” y “la Virgen Reina de todo el universo”.
5. “La Virgen que intercede” (“Agiosortisa”)
En los iconos de este tipo se presenta a la Virgen sin el Niño, vuelta hacia la derecha, y a veces con un rollo en la mano. En los templos ortodoxos esta imagen se encuentra en un lugar bien visible, a la izquierda del icono del “Salvador entre las potencias”, la imagen más importante del iconostasio.
Iconos
(Teológica sobre su veneración)
Contenido:
El fundamento teológico en la veneración de los iconos. Significado de la "canonicidad" de los iconos. La caída de la iconografía como consecuencia de la caída de la espiritualidad. El Icono
El fundamento teológico
en la veneración de los iconos
La Iglesia Ortodoxa tiene un tesoro invaluable, no solo en el ámbito de los oficios y las obras de los Santos Padres, sino también en el ámbito del arte eclesiástico. Como se sabe, la veneración de los santos iconos es muy importante en la Iglesia Ortodoxa, ya que el icono es algo mucho más grande que una simple imagen. No es simplemente un adorno del templo o una ilustración de las Sagradas Escrituras, sino que tiene una correspondencia total con Ellas, es un objeto que entra orgánicamente en la vida de los oficios divinos. Con ello se explica el significado que la Iglesia da al icono, es decir, no a cualquier representación en general, sino al icono canónico, es decir, aquella imagen específica que Ella misma ha elaborado en el transcurso de su historia en la lucha contra el paganismo y las herejías; aquella imagen por la cual, en el período iconoclasta, pagó con la sangre de sus mártires y confesores de la fe.
'Icono' es una palabra griega que significa 'imagen, representación.' En el icono la Iglesia no ve sólo un aspecto cualquiera de la enseñanza cristiana de la fe, sino la expresión del Cristianismo en su totalidad, la Ortodoxia como tal. Por ello, es imposible comprender o explicar el arte eclesiástico fuera de la Iglesia y Su vida. El icono, como imagen sagrada, es una de las manifestaciones de la Tradición de la Iglesia. La veneración de los iconos del Salvador, la Madre de Dios, los ángeles y los santos es un dogma de la fe cristiana que fue formulado por el VII Concilio Ecuménico - un dogma que emana de la confesión fundamental de la Iglesia: la encarnación del Hijo de Dios. El icono de nuestro Señor es el testimonio de Su encarnación verdadera, no ilusoria. El significado dogmático del icono fue claramente formulado durante el período iconoclasta.