ortodoxos
  CATECISMO ORTODOXO CUATRO
 

Tercera parte del

Catecismo Ortodoxo

Sobre el amor

 

Sobre la unión en fe y amor

Pregunta: ¿Cuál será el efecto y el fruto de la verdadera fe en el cristiano?

Respuesta: Amor y buenas obras conformes con esto. "En Cristo Jesús - dice el Apóstol San Pablo - ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor" (Gál. 5:6).

Pregunta: ¿No es suficiente la fe sola para el cristiano, sin amor ni buenas obras?

Respuesta: No, porque la fe sin amor y buenas obras es inactiva y muerta, y así no puede conducir a la vida eterna. "El que no ama a su hermano, permanece en muerte" (1Juan 3: 14); "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? ... Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (Santiago 2:14 y 26).

Pregunta: ¿Puede un hombre ser salvado por el amor y las buenas obras, sin tener fe?

Respuesta: Es imposible que un hombre que no tiene fe en Dios realmente lo ame. Por otra parte, el hombre, arruinado por el pecado, no puede realmente hacer buenas obras si no recibe por la fe en Jesucristo la fortaleza espiritual o Gracia de Dios. "Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que es, y que premia a los que le buscan" (Heb. 11:6); "Aquellos que son de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: maldito todo aquel que no preserva en todo lo escrito en el libro de la ley, y no lo lleva a la práctica" (Gál. 3:10); "Pues nosotros, por el Espíritu, aguardamos por fe la esperanza de la verdad" (Gál. 5:5); "Porque por Gracia sois salvados por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe" (Efes. 2:8-9).

Pregunta: ¿Qué debe pensarse de un amor que no es acompañado de buenas obras?

Respuesta: Tal amor no es real, porque el verdadero amor se muestra naturalmente por buenas obras. Jesucristo dice: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que Me ama... El que Me ama, guardará mi palabra" (Juan 14:21 y 23). El Apóstol San Juan escribe: "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos" (1 Juan 5:3); "No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad" (1 Juan 3:18).

Sobre la Ley de Dios

y los Mandamientos

Pregunta: ¿Qué medios tenemos para distinguir las buenas obras de las malas?

Respuesta: La ley interior de Dios, o sea el testimonio de nuestra conciencia, y la ley externa de Dios, o Mandamientos de Dios.

Pregunta: ¿Hablan las Sagradas Escrituras de la ley interna de Dios?

Respuesta: El Apóstol San Pablo dice acerca de los paganos: "Mostrando la obra de la Ley escrita en sus corazones, testificándolo su propia conciencia y los razonamientos que unas veces los acusan y otras los defienden" (Rom. 2:15).

Pregunta: ¿Si hay en el hombre una ley interior, por qué fue dada la exterior?

Respuesta: Fue dada porque el hombre no obedece la ley interior, mas vive su vida carnal y pecadora, y acalla en sí la voz de la ley espiritual y así fue necesario poner manifiestamente la ley en su mente por medio de los mandamientos: "¿Para qué sirve la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones" (Gál. 3:19).

Pregunta: ¿Cuándo y cómo fue dada la ley exterior de Dios a los hombres?

Respuesta: Cuando el pueblo hebreo, descendencia de Abraham, fue liberado milagrosamente de la cautividad en Egipto, en su camino a la tierra prometida en el desierto sobre el Monte Sinaí, Dios manifestó su presencia en fuego y nubes por la mano de Moisés, su conductor.

Pregunta: ¿Cuáles son los mandamientos generales de esta ley?

Respuesta: Los siguientes diez, que fueron escritos sobre dos tablas de piedra:

1. Yo soy el Señor, tu Dios, no tengas otros dioses más que a Mí.

2. No hagas escultura, ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra, no te postres antes ellas ni les sirvas.

3. No tomes el nombre del Señor, tu Dios, en vano.

4. Recuerda el día sábado para santificarlo, seis días haz y ocúpate de todos tus tareas, más el séptimo día, sábado, dedícalo al Señor, tu Dios.

5. Honra a tu padre y a tu madre para que tus días se prolonguen y sean buenos en la tierra.

6. No mates.

7. No cometas adulterio.

8. No robes.

9. No digas falso testimonio contra tu prójimo.

10. No codicies la mujer de tu prójimo, ni la casa de tu prójimo, ni sus campos, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que le pertenezca. (Deut. 5: 6-21)

Pregunta: ¿Estos mandamientos que fueron dados al pueblo de Israel, debemos también nosotros seguirlos?

Respuesta: Sí. Porque son en su sustancia las mismas leyes que, de acuerdo con las palabras de San Pablo, fueron escritas en el corazón de todos los hombres, para que todos marchen de acuerdo con ellas.

Pregunta: ¿Enseñó Jesús que los hombres deben guiarse por los Diez Mandamientos?

Respuesta: El pidió a los hombres que si querían alcanzar la vida eterna debían guardar los mandamientos y nos enseñó a entenderlos y cumplirlos más perfectamente que cuando habían sido dados, antes de su venida (Mat. 19:17 y cap. 5)

Sobre la división de los

mandamientos en dos tablas

Pregunta: ¿Qué significa la división de los mandamientos en dos tablas?

Respuesta: Que contienen dos clases de amor: amor a Dios y amor al prójimo, y prescriben dos diferentes tipos de deberes correspondientes.

Pregunta: ¿Dijo Jesucristo algo sobre esto?

Respuesta: Cuando se le preguntó cuál es el mayor mandamiento de la Ley, El replicó: "Ama al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda tu alma y con toda tu mente, éste es el primero y mayor mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: ama a tu prójimo como a ti mismo. Sobre estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas" (Mat. 22: 36-40).

Pregunta: ¿Son todos los hombres nuestro prójimo?

Respuesta: Sí, todos, porque todos son la creación de un sólo Dios y descienden de un hombre; mas nuestros prójimos en la fe son doblemente prójimos para nosotros, siendo hijos de un Padre Celestial por fe en Jesucristo.

Pregunta: ¿Por qué no hay un mandamiento de amarnos a nosotros mismos?

Respuesta: Porque nos amamos a nosotros mismos naturalmente y sin ningún mandamiento. "Nadie aborreció jamás su propia carne, sino que la sustenta y la cuida" (Efes. 5:29).

Pregunta: ¿Qué relación hay entre nuestro amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos?

Respuesta: Debemos amarnos no por nosotros mismos sino por causa de Dios, y parcialmente por la de nuestro prójimo. Debemos amar a nuestro prójimo por la causa de Dios, pero debemos amar a Dios por El mismo y por sobre todas las cosas. El amor propio debe ser sacrificado por el amor al prójimo y amores deben ser sacrificados por el amor a Dios. "Nadie tiene mayor amor que éste, que uno dé su vida por sus amigos" (Juan 15:13). "El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí, el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí" (Mat. 10:37).

Pregunta: ¿Si toda la ley está contenida en dos mandamientos, por qué está dividida en diez?

Respuesta: Para que entendamos más claramente nuestras obligaciones hacia Dios y nuestro prójimo.

Pregunta: ¿En cuáles de los diez mandamientos somos enseñados acerca de nuestras obligaciones para con Dios?

Respuesta: En los cuatro primeros.

Pregunta: ¿Cuáles son éstas obligaciones?

Respuesta: En el primer mandamiento somos instruidos para conocer y adorar al verdadero Dios; en el segundo a abstenerse de las falsas adoraciones; en el tercero, a no pecar contra la adoración a Dios ni siquiera en palabra; en el cuarto, a guardar un cierto orden en el tiempo y actos de la adoración a Dios.

Pregunta: ¿En cuáles de los diez mandamientos somos instruidos acerca de nuestras obligaciones para con el prójimo?

Respuesta: En los últimos seis.

Pregunta: ¿Cuáles son estas obligaciones?

Respuesta: En el quinto mandamiento se nos enseña a amar y honrar al prójimo, principalmente a aquellos que están más próximos a nosotros, comenzando por nuestros padres; en el sexto, a no herir la vida de nuestro prójimo; en el séptimo, a no herir la pureza de su moral; en el octavo, a no lesionar su propiedad; en el noveno, a no herirlo por la palabra; en el décimo, a no desearles mal.

Pregunta: ¿No incluyen los diez mandamientos las obligaciones para con nosotros mismos?

Respuesta: Sí. Estas obligaciones están implícitas en los mandamientos de la segunda tabla relativos a nuestro prójimo, porque nuestra obligación es amar al prójimo como a nosotros mismos.

Sobre el primer mandamiento

Pregunta: ¿Que significan las palabras "Yo Soy el Señor, tu Dios"?

Respuesta: Por estas palabras, Dios se presenta a Sí mismo al hombre y así le manda conocerlo como el Señor su Dios.

Pregunta: ¿Qué obligaciones particulares deducimos del mandamiento de conocer a Dios?

Respuesta: 1. Debemos buscar aprender el conocimiento de Dios como el más esencial de todos los conocimientos. 2. Debemos atender las instrucciones de Dios y sus obras en la Iglesia, y en las conversaciones de materia religiosa en el hogar. 3. Debemos leer o escuchar leer libros de instrucción en el conocimiento de Dios; en primer lugar las Sagradas Escrituras y segundo los escritos de los Santos Padres.

Pregunta: ¿Qué significa las palabras "no tengas otro Dios más que a Mí"?

Respuesta: Somos instruidos a volvernos al Único Verdadero Dios; en otras palabras a adorarlo devotamente.

Pregunta: ¿Qué obligaciones hay respecto a la adoración interior de Dios?

Respuesta: 1. Creer en Dios.

2. Andar delante de Dios; esto es tenerlo siempre en mente y en todas las cosas andar circunspectamente, a causa de que El ve no sólo nuestros actos sino nuestros más secretos pensamientos.

3. Temer a Dios, es decir, pensar que la ofensa a nuestro Padre Celestial es el peor mal que puede acontecernos y por ello, cuidarse de no ofenderlo.

4. Tener esperanza en Dios.

5. Amar a Dios.

6. Obedecer a Dios; es decir estar siempre listo a hacer lo que nos mande y no murmurar cuando nos rige de manera distinta a los que deseamos.

7. Adorar a Dios como Ser Supremo.

8. Glorificar a Dios como Perfecto.

9. Agradecer a Dios como nuestro Creador, Sostenedor providencial y Salvador.

10. Invocar a Dios como nuestro Bueno y Poderoso Ayudador en toda buena obra que emprendamos.

Pregunta: ¿Qué obligaciones hay referentes a la adoración exterior a Dios?

Respuesta: 1. Confesar a Dios, es decir reconocer que es nuestro Dios y no negarlo, inclusive si por confesarlo debemos sufrir e incluso morir.

2. Tomar parte en los Divinos Servicios instituidos por Dios y oficiados por la Iglesia Ortodoxa.

Pregunta: ¿En el sentido de comprender y guardar mejor el primer mandamiento, podemos saber qué pecados están contra él?

Respuesta: 1. El ateísmo, cuando los hombres llamados locos por el Salmista buscando alejarse del temor de Dios, dicen en su corazón: "No hay Dios" (Salmo 14 (13): 1).

2. Politeísmo, cuando en lugar de un Dios verdadero, los hombres reconocen un número de falsas deidades.

3. Incredulidad, cuando los hombres que admiten la existencia de Dios no creen en su Providencia y su revelación.

4. Herejía, cuando las personas mezclan con la enseñanza de la fe opiniones contrarias a la Verdad Divina.

5. Cisma, o sea el apartamiento voluntario de la unidad de los Divinos Servicios y de la Iglesia Católica Ortodoxa de Dios.

6. Apostasía, cuando alguien deja la verdadera fe por temor a los hombres.

7 Desesperación, cuando los hombres abandonan toda esperanza de obtener de Dios gracia y salvación.

8 Brujería, cuando los hombres dejando de lado la fe en Dios, ponen su confianza en poderes secretos y en su mayor parte malignos de criaturas, especialmente malos espíritus, y buscan actuar por sus medios.

9. Superstición, cuando el hombre pone su fe en cualquier cosa común como si tuviese poder divino y confía en ella en lugar de confiar en Dios, o la teme en lugar de temer a Dios, por ejemplo, cuando pone su confianza en un viejo libro y piensa que no puede ser salvado por ningún otro y que no debe usar uno nuevo, siendo que el libro nuevo contiene la misma enseñanza y la misma forma del Divino Servicio.

10. Pereza, con respecto a aprender religión o respecto a la oración y los públicos Servicios de Dios.

11. Amor a las criaturas más que amor a Dios.

12. Complacencia, cuando alguien busca complacer a los hombres, quedando descuidados sus deberes de complacer a Dios.

13. Confianza en los hombres, cuando alguno pone su confianza en sus propios medios y fortaleza y no en la misericordia y ayuda de Dios.

Pregunta: ¿Por qué debemos pensar que complacer a los hombres y poner en ellos la confianza está en contra del primer mandamiento?

Respuesta: Porque el hombre a quien complacemos, o a quien confiamos como para olvidar a Dios, es para nosotros en cierta manera otro Dios, en lugar del verdadero Dios.

Pregunta: ¿Cómo hablan las Sagradas Escrituras de la complacencia de los hombres?

Respuesta: El Apóstol San Pablo dice: "Pues si todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Gál. 1: 10).

Pregunta: ¿Cómo hablan las Sagradas Escrituras de poner confianza en los hombres?

Respuesta: "Así ha dicho Dios: Maldito el varón que confía en los hombres y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Dios" (Jer. 17:5).

Pregunta: ¿Para alcanzar el mejor cumplimiento de sus obligaciones hacia Dios, cómo debe ser el hombre consigo mismo?

Respuesta: Debe negarse a sí mismo. "El que quiera venir en pos de Mí - dice Jesucristo - niéguese a sí mismo" (Marcos 8:34).

Pregunta: ¿Qué es negarse a sí mismo?

Respuesta: San Basilio el Grande lo explica así: "Se niega a sí mismo el que aparta al hombre viejo con sus obras, porque es corrupto de acuerdo con los placeres de perdición; el que renuncia a todas las aficiones mundanas que puedan atentar contra sus intenciones de santidad. La perfecta negación de sí mismo consiste en que cese de tener afición por la vida misma y que lleve el juicio de muerte sobre sí mismo, para que no crea en sí mismo" (Can. Long. Resp. .

Pregunta: ¿Qué consuelo hay para aquel que negándose a si mismo, pierde muchas gratificaciones naturales?

Respuesta: La consolación de la gracia, un divino consuelo que los sufrimientos mismos no pueden disminuir. "De la manera en que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación" (2 Cor. 1:5)

Pregunta: ¿Si el primer mandamiento nos enseña a adorar religiosamente sólo a Dios, cómo se concilia con este mandamiento el honrar a los ángeles y hombres santos?

Respuesta: Prestarles el debido honor es conciliable con este mandamiento, porque en ellos honramos la gracia de Dios, que está y obra en ellos, y por ellos buscamos la ayuda de Dios.

Sobre el segundo mandamiento

Pregunta: ¿Qué es una escultura, como se dice en el segundo mandamiento?

Respuesta: El segundo mandamiento mismo explica que una escultura o ídolo, es una semejanza con alguna criatura del cielo o de la tierra, o de las aguas, ante quien los hombres se inclinan y sirven en lugar de hacerlo con Dios.

Pregunta: ¿Qué prohibe, entonces, el segundo mandamiento?

Respuesta: Nos prohibe reverenciar esculturas o ídolos como supuestas deidades.

Pregunta: ¿No está prohibido así tener cualquier tipo de representación sagrada?

Respuesta: De ninguna manera. Esto aparece desde que el mismo Moisés, por el cual Dios dio los mandamientos, recibió de Dios al mismo tiempo una orden de emplazar en el Tabernáculo, o Templo portátil de los israelitas, representaciones sagradas de querubines en oro, y ubicarlas en la parte interior del Templo, hacia donde se tornaba el pueblo para adorar a Dios.

Pregunta: ¿Por qué este ejemplo es digno de remarcarse para la Iglesia Ortodoxa Cristiana?

Respuesta: Porque ilustra su uso de los santos íconos.

Pregunta: ¿Qué es ícono?

Respuesta: Es una palabra griega que significa imagen o representación. En la Iglesia Ortodoxa este nombre designa representaciones sagradas de Nuestro Señor Jesucristo, Dios encarnado, su Madre y sus Santos.

Pregunta: ¿El uso de íconos se concilia con el segundo mandamiento?

Respuesta: No lo haría si alguien hiciera de ellos dioses, pero honrarlos como representaciones sagradas y usarlos para la recordación religiosa de las obras de Dios y sus Santos es permitido. "Pues así los íconos son libros, escritos en la forma de personas y cosas en lugar de con letras" (ver Greg. Grande. Li. 9, carta 9 ad Serien. Episc.).

Pregunta: ¿Qué disposición de ánimo debemos tener cuando reverenciamos los íconos?

Respuesta: Así como los miramos con los ojos, mentalmente debemos mirar a Dios y los Santos que están representados en ellos.

Pregunta: ¿Qué nombre tiene, en general el pecado contra el segundo mandamiento?

Respuesta: Idolatría.

Pregunta: ¿Hay otros pecados contra el segundo mandamiento?

Respuesta: Aparte de la idolatría, hay una serie de pecados más sutiles, a los que pertenecen:

1. avaricia;

2. sensualidad, glotonería y ebriedad;

3. orgullo, al que pertenece también la vanidad.

Pregunta: ¿Cómo la avaricia está relacionada con la idolatría?

Respuesta: El Apóstol San Pablo dice expresamente que "avaricia es idolatría" (Col. 3: 5), porque el hombre avaro sirve al dinero antes que a Dios.

Pregunta: ¿Si el segundo mandamiento prohibe el amor al lucro, a qué nos enseña?

Respuesta: Al no amontonamiento de riquiezas y a la generosidad.

Pregunta: ¿Por qué los "servidores del vientre" son idólatras?

Respuesta: Porque buscan la gratificación sensual antes que cualquier otra cosa. Y por ello el Apóstol San Pablo dice que "su dios es el vientre" o, en otras palabras, que su vientre es su ídolo (Filip. 3: 19).

Pregunta: Si el segundo mandamiento prohibe el servicio al vientre, ¿qué obligaciones tenemos que cumplir por el contrario?

Respuesta: La templanza y el ayuno.

Pregunta: ¿Por qué el orgullo y la vanidad están referidos a la idolatría?

Respuesta: Porque el hombre orgulloso valora ante todo sus propias habilidades y excelencias, y así viene a ser su ídolo; el vanidoso quiere, además, que otros adoren ese mismo ídolo. Este orgullo y vanidad están sensiblemente ejemplificados en Nabucodonosor, rey de Babilonia, que hizo erigir un ídolo de oro de su persona y ordenó que todos lo adoraran (Daniel 3).

Pregunta: ¿Hay algún otro vicio cercano a la idolatría?

Respuesta: La hipocresía. Cuando un hombre usa los aspectos exteriores de la religión, como el ayuno y la estricta observancia de las ceremonias, para obtener el respeto de la gente, sin pensar en enmendar interiormente su corazón (Mat. 6:5-7).

Pregunta: Si el segundo mandamiento prohibe el orgullo, la vanidad y la hipocresía, ¿qué virtudes contrarias se prescriben?

Respuesta: La humildad, y hacer el bien en secreto.

Sobre el tercer mandamiento

Pregunta: ¿Cuándo es tomado el nombre de Dios en vano?

Respuesta: Es tomado o expresado en vano, cuando se cita su nombre en conversaciones vanas e inútiles, y aun más, cuando se lo expresa mintiendo o irreverentemente.

Pregunta: ¿Qué pecados prohibe el tercer mandamiento?

Respuesta: 1. Blasfemia, o emitir palabras contra Dios.

2. Murmuración, o sea quejarse contra la Providencia Divina.

3. Profanación, cuando las cosas divinas son tomadas en broma o insultadas.

4. Distracción en la oración.

5. Perjurio, cuando una persona afirma con un juramento algo falso.

6. Ruptura de juramento, cuando las personas no mantienen justa y legalmente los juramentos.

7. Ruptura de votos hechos a Dios.

8. Juramentos banales, o emitir juramentos irreflexivos en las conversaciones comunes.

Pregunta: ¿Están dichos juramentos expresamente prohibidos en las Sagradas Escrituras?

Respuesta: El Salvador dice: "Yo os digo: No juréis en ninguna manera, ni por el cielo, porque es el trono de Dios... Pero sea vuestro hablar: sí, sí, no, no, porque lo que es más de esto, de mal procede" (Mat. 5:34 y 37).

Pregunta: ¿No prohibe esto todo juramento en materia civil?

Respuesta: El Apóstol Pablo dice: "Los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento" (Heb. 6: 16-17). De esto debemos concluir que, si Dios mismo por una manifestación inmutable usa un juramento, más aun nosotros, en ocasiones graves y necesarias, requeridos por autoridades legales, tomemos un juramento religiosamente con la firme intención de no romperlo.

Sobre el cuarto mandamiento

Pregunta: ¿Por qué se manda guardar el séptimo día, más que cualquier otro, como santo para Dios?

Respuesta: Porque Dios hizo el mundo en seis días y al séptimo descansó de la Creación.

Pregunta: ¿El Sabbath es guardado en la Iglesia Cristiana?

Respuesta: No es guardado, estrictamente hablando, como día santo, mas en memoria de la Creación del mundo y como continuación de su observancia original, se lo distingue de los demás días de la semana por una mitigación de las reglas de ayuno.

Pregunta: ¿Cómo obedece, entonces, la Iglesia Cristiana el cuarto mandamiento?

Respuesta: Después de seis días guarda un séptimo, sólo que no el último día de la semana, el Sabbath, sino el primer día de la semana, que es el Día de la Resurrección o Día del Señor (Domingo).

Pregunta: ¿Desde cuándo festejamos el día del Señor?

Respuesta: Desde el mismo tiempo de la Resurrección.

Pregunta: ¿Hay alguna mención en las Sagradas Escrituras acerca de festejar el Día de la Resurrección?

Respuesta: En el libro de los Hechos de los Apóstoles se menciona que los discípulos, es decir los cristianos, se reunían el primer día después del sábado, que era el primer día de la semana o Día de la Resurrección.

Pregunta: ¿Hay algo más para comprender bajo el nombre del séptimo día o Sabbath?

Respuesta: En la Iglesia del Antiguo Testamento el nombre de Sabbath se entendía aplicando a diversos otros días guardados como el Sabbath para festivales o ayunos, como la fiesta de la Pascua y el Día de la Expiación. Asimismo, nosotros en la Iglesia Cristiana guardamos algunos otros, aparte del Día del Señor, fechas instituidas como festivos para la gloria de Dios y para honrar a la Santísima Doncella y otros Santos, o como días de ayuno (Ver Orth. Confess. pág. 3, preg. 60 pág.1, preg. 88).

Pregunta: ¿Cuáles son las principales fiestas?

Respuesta: Las indicadas en memoria de los principales sucesos relativos a la Encarnación del Hijo de Dios para nuestra salvación, y las manifestaciones de la divinidad; después de ellas, las indicadas en honor a la Madre de Dios, la Santísima Siempre Doncella María, como instrumento del Misterio de la Encarnación. El orden de los sucesos es el siguiente:

1. El día del Nacimiento de la Santísima Madre de Dios.

2. El día de su Presentación en el Templo para su dedicación a Dios.

3. El día de la Anunciación; es decir, cuando el Angel anunció a la Santísima Doncella la Encarnación de Ella del Hijo de Dios.

4. El día del Nacimiento de Jesucristo.

5. El día del bautismo de Nuestro Señor, y la Epifanía o manifestación de la Santísima Trinidad.

6. El día de la recepción en el Templo de Nuestro Señor por Simeón.

7. El día de la Transfiguración de Nuestro Señor.

8. El día de la Entrada de Nuestro Señor a Jerusalem.

9. La Pascua, fiesta de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, la fiesta de las fiestas, la anticipación de la fiesta eterna o bendición eterna.

10. El día de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo a los cielos.

11. La fiesta de Pentecostés, en memoria del Descenso del Espíritu Santo, y en honor de la Santísima Trinidad.

12. El día de la Exaltación de la Cruz de Nuestro Señor, descubierta por la Emperatriz Elena.

13. El día del Reposo de la Santísima Madre de Dios (Dormición).

Pregunta: ¿Cuál la abstinencia más importante?

Respuesta: La Gran Cuaresma.

Pregunta: ¿Por qué se llama Cuaresma?

Respuesta: Porque dura cuarenta días, además de la semana de la Pasión de Cristo.

Pregunta: ¿Por qué se estableció que la Gran Cuaresma debe continuar cuarenta días?

Respuesta: Según el ejemplo de Jesucristo mismo, que ayunó cuarenta días (Mat. 4: 2).

Pregunta: ¿Por qué se estableció el ayuno los días miércoles y viernes?

Respuesta: Los miércoles, en recuerdo de la traición a Cristo Jesús para que sufriese, y los viernes, en recuerdo de sus sufrimientos y muerte.

Pregunta: ¿Por qué causa se ayuna antes de las fiestas de la Natividad, de la Dormición de la Madre de Dios y del Día de los Santos Apóstoles?

Respuesta: Las primeras dos como ejercicios preparatorios de abstinencia, para mejor honrar a esas fiestas; la última no sólo por igual razón sino por imitación de los Apóstoles, que ayunaban preparándose para la obra de predicar el Evangelio (Hechos 13: 3).

Pregunta: ¿Cómo debemos usar nuestro tiempo en los Domingos y demás grandes días santos, para cumplir el cuarto mandamiento?

Respuesta: Primero, en estos días no debemos trabajar u ocuparnos de negocios mundanos o temporales; segundo, debemos guardarlos como santos, es decir, usarlos para obras santas y espirituales, para la gloria de Dios.

Pregunta: ¿Por qué se nos prohibe trabajar en los días santos?

Respuesta: Para que los empleemos más completamente en obras buenas y santas.

Pregunta: ¿Qué cosa en particular deben cumplirse en los días santos?

Respuesta: Primero, ir a la iglesia, para la adoración pública y la instrucción en la palabra de Dios. Segundo, en el hogar, dedicarnos a la oración y la lectura o la conversación edificante. Tercero, dedicar a Dios una parte de nuestros medios, subvencionando las necesidades de la Iglesia y sus Ministros, y en limosnas a los pobres, y a visitar a los enfermos, los prisioneros, y otras obras de caridad cristiana.

Pregunta: ¿No debemos hacer estas obras en los días de labor también?

Respuesta: Es cierto, si se puede; pero aquel a quien sus ocupaciones no se lo permiten, debe a toda costa dedicar los días santos a esas obras. Pero la oración es nuestra ineludible obligación de cada día, a la mañana y a la noche, antes y después del almuerzo y de la cena, y en lo posible, al comenzar y finalizar cualquier trabajo.

Pregunta: ¿Qué debemos pensar de aquellos que en días santos se permiten juegos o exhibiciones obscenas, cantos inútiles y excesos en la comida y la bebida?

Respuesta: Esa gente desacraliza grandemente los días santos. Pues si hasta las obras inocentes y útiles para la vida presente son inadecuadas para estos días de fiesta, cuánto más lo serán estas otras obras inútiles, carnales y viciosas.

Pregunta: ¿Cuando el cuarto mandamiento habla de trabajar seis días, no condena con ello a los que no hacen nada?

Respuesta: Sin duda condena a aquellos que en días laborales no se entregan a obras convenientes, sino que pasan su tiempo en la pereza y la disipación.

Sobre el quinto mandamiento

Pregunta: ¿Qué obligaciones especiales están prescritas por el quinto mandamiento respecto a los padres, bajo la frase general de honrarlos?

Respuesta: 1. Guardarles respeto.

2. Obedecerlos.

3. Mantenerlos y consolarlos en la vejez y enfermedad.

4. Rogar por la salvación de sus almas, durante sus vidas y después de sus muertes; y cumplir fielmente su última voluntad, mientras no sea contraria a la ley divina y civil (ver 2 Mac. 12: 43-44; Jerem. 35: 18-19; J. Damasc. Serm. de Mort.).

Pregunta: ¿Qué grado de pecado hay en la deshonra a los padres?

Respuesta: Así como es fácil y natural amar y honrar a nuestros padres, a quienes debemos el ser, así de grave es el pecado de deshonra hacia ellos. Por esta causa, en la ley de Moisés se condenaba a muerte al que maldecía a su padre o a su madre (Éxodo 21: 17).

Pregunta: ¿Por qué este mandamiento en particular contiene una promesa de prosperidad y larga vida a los que honran a sus padres?

Respuesta: Para que los hombres tengamos una recompensa visible que nos impulse a mejor cumplir este mandamiento, sobre el cual se basa el orden de las familias y del cual depende, en consecuencia, toda la vida social.

Pregunta: ¿Cómo se cumple esta promesa?

Respuesta: Los ejemplos de los antiguos Patriarcas y Padres muestran que Dios da especial fuerza a la bendición de los padres (Gén. 27); "La bendición del padre afianza la casa de los hijos" (Eclesiástico 3: 9). Dios en su sabiduría y recta providencia protege especialmente la vida, y dispone la prosperidad de quienes honran a sus padres en la tierra; mas para el perfecto premio a la perfecta virtud, El da vida eterna y bienaventurada en la patria celestial.

Pregunta: ¿Por qué en los mandamientos que enseñan a amar al prójimo se menciona primero a los padres?

Respuesta: Porque los padres están naturalmente más cerca de nosotros que el resto de la gente.

Pregunta: ¿Hay otras personas que debemos comprender en el quinto mandamiento bajo el nombre de padres?

Respuesta: Sí. Todos los que de alguna manera están relacionados con nosotros en lugar de nuestros padres.

Pregunta: ¿Quiénes están en lugar de nuestros padres?

Respuesta: 1. Nuestro mandatario y nuestro país, pues un Estado es como una gran familia en la que el mandatario debe ser como un padre y los ciudadanos como los hijos del mandatario y del país.

2. Nuestros pastores y maestros espirituales, porque mediante sus enseñanzas y los Sacramentos nos hacen nacer a la vida espiritual y nos nutren en ella.

3. Nuestros mayores en edad.

4. Nuestros benefactores.

5. Nuestros superiores en diferentes condiciones.

Pregunta: ¿De qué manera hablan las Sagradas Escrituras del honor debido a los mandatarios?

Respuesta: "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que las hay, por parte de Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios se resiste" (Rom. 13:1-2); "Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón de la ira, sino también por causa de la conciencia" (Rom. 13:5); "Teme a Dios, hijo mío, y al rey, y no te opongas a ninguno de los dos" (Prov. 24:21); "Dad al César lo que es para el César, y a Dios lo que es para Dios" (Mat. 22:21); "Teme a Dios, honra al rey" (1 Pedro 2:17).

Pregunta: ¿Cuánto debemos amar a nuestro mandatario y a nuestro país?

Respuesta: Hasta estar dispuestos a dejar la vida por ellos (Juan 15: 13).

Pregunta: ¿Cómo hablan las Sagradas Escrituras acerca de la obligación de honrar a nuestros pastores y maestros espirituales?

Respuesta: "Obedeced a vuestros instructores y someteos a ellos, pues velan sobre vuestras almas como quienes han de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y no lamentándose, cosa que no os traería ventaja alguna" (Heb. 13:17).

Pregunta: ¿Hay en las Sagradas Escrituras algún mandato acerca de honrar a los mayores en edad como a nuestros padres?

Respuesta: El Apóstol San Pablo escribe así a Timoteo: "Al anciano no lo reprendas con dureza, sino ruégale como a un padre; a los jóvenes como a hermanos y a las ancianas como a madres" (1 Tim. 5: 1-2); "Ponte en pie ante las canas y honra el rostro del anciano; teme a tu Dios" (Levít. 19: 32).

Pregunta: ¿Cómo sabemos que debemos honrar a nuestros benefactores como padres?

Respuesta: Por el ejemplo de Jesucristo mismo, que estaba sujeto a José, pese a que José no era su padre, sino sólo su tutor (Luc. 2:51).

Pregunta: Aparte de éstos ¿quiénes son nuestros superiores, a quienes debemos honrar como a padres?

Respuesta: A aquellos que toman el lugar de nuestros padres en la educación, como las autoridades y maestros en las escuelas; los que nos preservan de irregularidades y desórdenes de la sociedad, como los magistrados civiles; los que nos protegen de las ofensas por el poder de la ley, como los jueces; los que el mandatario encarga como defensores de la seguridad pública contra los enemigos, como los comandantes militares.

Pregunta: ¿Qué dicen las Sagradas Escrituras sobre nuestros deberes hacia las autoridades en general?

Respuesta: "Dad a cada uno lo debido: a quien el tributo, el tributo; a quien el impuesto, el impuesto; a quien el respeto, el respeto; a quien el honor, el honor" (Rom. 13:7).

Pregunta: ¿Cómo hablan las Sagradas Escrituras del respeto mutuo entre los empleados y sus patrones?

Respuesta: "Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y respeto, en la sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviéndoles sólo para ser vistos, como quienes agradan a los hombres, sino como siervos de Cristo, que hacen la voluntad de Dios con toda el alma" (Efes. 6:5-6); "Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos, no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar" (1 Pedro 2:18).

Pregunta: Si las Sagradas Escrituras prescriben deberes hacia los padres ¿prescribe de la misma manera deberes respecto de los hijos?

Respuesta: Sí. Prescriben obligaciones para con los hijos de acuerdo con la dignidad de padres: "Y vosotros, padres, no provoquéis la ira a vuestros hijos, sino criadlos en la enseñanza y amonestación del Señor" (Efes. 6:4).

Pregunta: ¿Cómo hablan las Sagradas Escrituras acerca de los deberes de los pastores hacia su rebaño espiritual?

Respuesta: "Apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros, vigilando, no obligando por la fuerza, sino de buen grado, según Dios; y no por sórdida ganancia, sino por generosidad; no como tiranizando a vuestros propios fieles, sino siendo modelos para el rebaño" (1Pedro 5:2-3).

Pregunta: ¿Cómo hablan las Sagradas Escrituras acerca de los deberes de las autoridades?

Respuesta: "Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos" (Colos. 4:1).

Pregunta: ¿Cómo debemos actuar, si nuestros padres o gobernantes nos piden que hagamos algo contrario a la fe o a la ley de Dios?

Respuesta: En tal caso, debemos responder como lo hicieron los Apóstoles a los jefes de los judíos: "Juzgad si sería justo ante Dios obedeceros a vosotros más que a Dios" (Hechos 4:19). Y, por causa de la fe y de la ley de Dios, debemos estar preparados para soportar las consecuencias, cualesquiera sean.

Pregunta: ¿Cuál es el nombre de la virtud requerida por el quinto mandamiento?

Respuesta: Obediencia.

Sobre el sexto mandamiento

Pregunta: ¿Qué está prohibido por el sexto mandamiento?

Respuesta: El homicidio. Es decir, quitar la vida de nuestro prójimo en cualquier forma.

Pregunta: ¿Cómo debe considerarse el homicidio involuntario, cuando un hombre mata accidentalmente y no intencionadamente?

Respuesta: El hombre que es culpable de homicidio involuntario no puede considerarse inocente, a menos que haya tomado todas las precauciones contra el accidente; de todas maneras, debe limpiar su conciencia de acuerdo con los cánones de la Iglesia.

Pregunta: ¿Con qué casos deben relacionarse los asesinatos y violaciones de este mandamiento?

Respuesta: Aparte del homicidio, por cualquier medio, el mismo pecado puede ser cometido en los siguientes casos y otros similares:

1. Cuando un juez condena a un prisionero sabiendo que es inocente.

2. Cuando se oculta o facilita la fuga del asesino, y así se le da oportunidad de renovar sus crímenes.

3. Cuando alguien puede salvar la vida de un prójimo, pero no lo hace, como cuando un rico ve que un pobre se muere de hambre.

4. Cuando alguien carga excesivamente con trabajos pesados y castigos a los que le están sometidos, y así acelera su muerte.

5. Cuando alguien, por falta de templanza y otros vicios, acorta su propia vida.

Pregunta: ¿Qué debemos pensar sobre el suicidio?

Respuesta: Que es el más criminal de los homicidios. Porque si es contrario a la naturaleza matar a un hombre, tanto más lo es matarnos a nosotros mismos. Nuestra vida no nos pertenece sino a Dios, que nos la dio.

Pregunta: ¿Qué debemos pensar acerca de los duelos para decidir disputas privadas?

Respuesta: Desde que la resolución de las disputas privadas pertenece al gobierno, y los duelistas, en lugar de acudir a la ley, voluntariamente recurren a un acto que implica peligro manifiesto de muerte para ambos, es evidente que el duelo implica tres crímenes terribles: rebelión, asesinato y suicidio.

Pregunta: ¿Además de la eliminación física, existe el homicidio espiritual?

Respuesta: Sí. El homicidio espiritual es inducir al pecado; cuando uno provoca que el prójimo caiga en la incredulidad o la iniquidad, y así somete su alma a la muerte espiritual. El Salvador dice: "El que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más vale que se cuelgue al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y se hunda en lo profundo del mar" (Mat. 18:6)

Pregunta: ¿Existen formas sutiles de homicidio?

Respuesta: A este pecado pueden referirse todos los actos y palabras contra el amor, todo lo que injustamente afecte la paz y seguridad de nuestro prójimo, y, finalmente, toda la malicia contra él, aunque no se muestre abiertamente. "Todo el que aborrece a su hermano es un homicida" (1Juan 3: 15).

Pregunta: Cuando se nos prohibe dañar la vida de nuestro prójimo, ¿qué se nos está ordenando?

Respuesta: Hacer todo lo que está a nuestro alcance para asegurar su vida y su bienestar.

Pregunta: ¿Qué deberes se desprenden de esto?

Respuesta: 1. Ayudar a los pobres;

2. asistir a los enfermos;

3. confortar a los afligidos;

4. aliviar la pena del desgraciado;

5. proceder atentamente con todos, con humildad y amor;

6. reconciliarnos con los ofendidos;

7. perdonar las ofensas, y hacer el bien a nuestros enemigos.

Sobre el séptimo mandamiento

Pregunta: ¿Qué está prohibido con el séptimo mandamiento?

Respuesta: El adulterio.

Pregunta: ¿Qué formas de pecado están prohibidas bajo el término de adulterio?

Respuesta: El Apóstol San Pablo aconseja que los cristianos ni siquiera hablen de tales impurezas (Efes. 5:3). Es sólo por necesidad de advertir a la gente contra estos pecados, que nombramos aquí algunos de ellos, como:

1. Fornicación, o amor carnal desvergonzado entre personas no casadas entre sí, o solteras;

2. adulterio, cuando personas casadas, ilegalmente dan el amor que mutuamente les corresponde, a extraños;

3. Incesto, cuando parientes próximos entran en unión semejante al matrimonio.

Pregunta: ¿Qué nos enseña el Salvador sobre el adulterio?

Respuesta: "Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mat. 5:28).

Pregunta: ¿Qué debemos hacer para guardarnos de este sutil adulterio interior?

Respuesta: Debemos evitar todo lo que pueda excitar sensaciones impuras en nuestro corazón, como cantos y danzas lascivas, conversaciones obscenas, juegos y bromas deshonrosas, miradas indecorosas, y la lectura de libros que contienen descripciones de amor impuro. Debemos tratar, de acuerdo con el Evangelio, de ni siquiera mirar aquello que pueda hacernos caer en el pecado: "Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno."

Pregunta: ¿Debemos, literalmente, arrancarnos el ojo inductor?

Respuesta: Debemos arrancarlo, no con la mano, sino con la voluntad. El que decidió ni siquiera mirar lo que es ofensivo, ya arrancó de sí el ojo inductor.

Pregunta: ¿Estando prohibido el pecado del adulterio, que virtudes se relacionan con él?

Respuesta: Las del amor conyugal y la fidelidad y, para los que puedan recibirla, la pureza perfecta y castidad.

Pregunta: ¿Cómo hablan las Sagradas Escrituras de los deberes del hombre y de la mujer?

Respuesta: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella" (Efes. 5:25); "Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el Salvador del cuerpo" (Efes. 5:22-23).

Pregunta: ¿Qué motivos nos muestran las Sagradas Escrituras, para hacernos rechazar la fornicación y vivir castamente?

Respuesta: Nos dicen que mantengamos nuestros cuerpos en pureza, pues son los miembros de Cristo y templos del Espíritu Santo; y el que comete fornicación peca contra su propio cuerpo, esto es, lo corrompe, lo infecta con enfermedades y además hiere sus facultades mentales como la imaginación y la memoria (ver 1 Cor. 6:15 y 18-19).

Sobre el octavo mandamiento

Pregunta: ¿Qué está prohibido con el octavo mandamiento?

Respuesta: Robar, o apropiarnos de lo que pertenece a otro.

Pregunta: ¿Qué pecados en particular están así prohibidos?

Respuesta: Los principales son:

1. Robo, es decir tomar lo que pertenece a otro por la fuerza.

2. Hurto, cuando algo es sustraído secretamente.

3. Fraude: la apropiación de cosas ajenas mediante artificios; dar moneda falsa por legítima, o mercadería de mala calidad por buena; usar falsos pesos y medidas, para entregar menos de lo vendido; ocultar los bienes, para evitar pagar las deudas; no cumplir honestamente contratos o ejecución de voluntades; ocultar a culpables de deshonestidades, y defraudar así a los injuriados impidiendo la acción de la justicia.

4. Sacrilegio: apropiarse de lo que fue dedicado a Dios o pertenece a la Iglesia.

5. Sacrilegio espiritual, cuando uno pecaminosamente da, y otro fraudulentamente recibe, algún cargo sagrado, no por merecimiento sino por ganancia.

6. Soborno, cuando alguien recibe una suma de quien está bajo su jurisdicción para promoverlo inmerecidamente, absolver al culpable, u oprimir al inocente.

7. Comer del pan de la ociosidad, cuando la gente recibe salario por sus obligaciones, o pago por el trabajo que no cumple, y así en realidad roba su paga, y el beneficio que la sociedad o aquel a quien sirve pudiera haber obtenido por su trabajo. De la misma manera, aquellos que podrían mantenerse a si mismos trabajando, en lugar de vivir de limosnas.

8. Extorsión, cuando exhibiendo algún derecho, pero en realidad contra la equidad y la humanidad, algunos toman ventaja de la propiedad, los trabajos y hasta el infortunio de otros. Por ejemplo, cuando los acreedores oprimen a los deudores con la usura. Cuando los amos imponen a sus dependientes labores excesivas. Cuando en épocas de hambruna algunos venden pan a precios exorbitantes.

Pregunta: ¿Cuando se nos prohiben estos pecados, cuáles son las virtudes prescritas?

Respuesta: 1. Desinterés.

2. Fidelidad.

3. Recto juicio.

4. Misericordia con el pobre.

Pregunta: ¿Entonces, el que no muestra misericordia con el pobre peca contra el octavo mandamiento?

Respuesta: Ciertamente, si tiene los medios para asistirlo, pues todo lo que tenemos pertenece en realidad a Dios, y nuestra abundancia es dada por su Providencia para asistir a los pobres. Por ello, si no les damos de nuestra abundancia, en realidad estamos robándolos y defraudándoles de sus derechos y de los dones de Dios.

Pregunta: ¿Existe alguna otra virtud más elevada contraria a los pecados del octavo mandamiento?

Respuesta: Sí, la absoluta pobreza, o renunciación a toda propiedad, que es propuesta por el Evangelio no como una obligación para todos, sino como consejo para los que quieren ser perfectos: "Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos" (Mat. 19:21).

Sobre el noveno mandamiento

Pregunta: ¿Qué está prohibido con el noveno mandamiento?

Respuesta: El falso testimonio contra nuestro prójimo, así como mentir.

Pregunta: ¿Qué se prohibe bajo las palabras falso testimonio?

Respuesta: 1. El falso testimonio en una corte de justicia es cuando alguien presta testimonio, delata o acusa falsamente a otro.

2. Falso testimonio fuera de una corte de justicia es cuando alguien difama al prójimo, o lo inculpa de manera injusta.

Pregunta: ¿Está permitido censurar a alguien cuando realmente es censurable?

Respuesta: El Evangelio no nos permite juzgar ni los reales vicios o faltas de nuestro prójimo, excepto que seamos especialmente llamados para su castigo o enmienda (por un oficio judicial): "No juzguéis, para no ser juzgados" (Mat. 7:1).

Pregunta: ¿Están permitidas las mentiras que no tienen por propósito perjudicar a nuestro prójimo?

Respuesta: No, porque son incompatibles con el amor respecto a nuestro prójimo, y son indignas de un hombre, en especial un cristiano, que fue creado para la verdad y el amor: "Por tanto, desechando la mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros" (Efes. 4:25).

Pregunta: Si queremos evitar los pecados contra el noveno mandamiento, ¿qué reglas debemos seguir?

Respuesta: "Quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su lengua del mal, y sus labios de palabras engañosas" (1 Pedro 3:10); "Si alguno se cree hombre de fe, pero no pone freno a su lengua sino que engaña a su propio corazón, su fe es vana" (Santiago 1:26).

Sobre el décimo mandamiento

Pregunta: ¿Qué prohibe el décimo mandamiento?

Respuesta: Todos los deseos contrarios al amor hacia nuestro prójimo, y los pensamientos asociados con esos deseos.

Pregunta: ¿Por qué están prohibidos no sólo las malas acciones sino también los malos deseos y pensamientos?

Respuesta: Primero, porque cuando el alma hospeda algún deseo o pensamiento malos, es ya impura a la vista de Dios, e inmerecedora de El. Como dice Salomón: "Abominaciones son a Dios los pensamientos malos" (Prov. 15:26). Por eso debemos purificarnos a nosotros mismos de estas impurezas interiores, como enseña el Apóstol San Pablo: "Purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la santificación en el temor de Dios" (2 Cor. 7:1). Segundo, porque para prevenir actos pecaminosos, es necesario vencer los deseos y pensamientos pecaminosos, de los cuales como de semillas surgen tales acciones. Como está escrito: "Desde el corazón salen las intenciones malas, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias" (Mat. 15:19); "Cada uno es tentado por su propia concupiscencia, que le arrastra y seduce. Después, la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el pecado, y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte" (Santiago 1:14-15).

Pregunta: ¿Cuando se nos prohibe desear lo de nuestro prójimo, que pasión es condenada?

Respuesta: La envidia.

Pregunta: ¿Qué está prohibido por las palabras: "No codicies la mujer de tu prójimo"?

Respuesta: Todos los pensamientos y deseos lascivos, o adulterio interior.

Pregunta: ¿Qué está prohibido por las palabras: "no codicies la casa de tu prójimo, ni sus campos, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que le pertenezca"?

Respuesta: Todos los pensamientos de avaricia y ambición.

Pregunta: ¿Qué deberes, correspondientes a estas prohibiciones, nos prescribe el décimo mandamiento?

Respuesta: Primero, conservar la pureza del corazón; segundo, contentarnos con nuestra suerte.

Pregunta: ¿Qué es necesario para purificar el corazón?

Respuesta: La frecuente y fervorosa invocación del Nombre de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Conclusión

Aplicación de la enseñanza de fe y devoción

Pregunta: ¿Cómo debemos aplicar la enseñanza de fe y devoción?

Respuesta: Debemos cumplir en la práctica con aquello que conocemos bajo el temor del temible juicio por el incumplimiento. "Sabiendo esto, seréis dichosos si lo cumplís" (Juan 13:17); "Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni obrado conforme con su voluntad, recibirá muchos azotes" (Lucas 12:47).

Pregunta: ¿Qué debe hacer el hombre cuando es consciente de algún pecado?

Respuesta: No sólo debe arrepentirse inmediatamente, y resolver firmemente no volver a caer en ese pecado en el futuro, sino que debe tratar en lo posible de reparar el escándalo o injuria que produjo, por buenas acciones opuestas al mismo. Esto es lo que hizo Zaqueo el Publicano, cuando dijo al Señor: "Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres, y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo" (Lucas 19:8).

Pregunta: ¿Qué cuidado debemos tener cuando nos parece que hemos cumplido algún mandamiento?

Respuesta: Debemos disponer nuestro corazón de acuerdo con las palabras de Jesucristo: "Cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que debíamos hacer" (Lucas 17:10).

 

 

 

 

 

 
   
 
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